jueves, 1 de abril de 2010

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domingo, 14 de febrero de 2010

El teatro es una pasión

Christoph Baumann es el Hamlet del siglo XXI
Misterio, nerviosismo, el roce del florete con la madera, el actor se despega del personaje o el más bien el personaje se apoderó de él, lo suelta por un momento para que actor diga: "Be or not to be" "ser o no ser" ¿alguien sabe lo que sigue? Sólo quedan dos luces encendidas, el personaje se mete nuevamente en la piel del actor, empieza la obra.

(fotografía de facebook de Christoph Baumann)
Christoph Baumann presentó "Hamlet" de Shakespeare, pero sería una locura pensar que un solo actor puede interpretar a todos los personajes y desarrollar toda la obra, pues necesitaríamos estar sentados en nuestra butacas durante cuatro horas, por esta razón, el actor dijo que lo suyo era una adaptación.
Imaginen ver la obra "Hamlet" desarrollada por un solo personaje, suena complejo e incluso monótono, pero Baumann utilizó una muy buena táctica que fue darle un lenguaje corporal a cada personaje. Cuando representa a Polonio de la postura cero pasa a tener una especie de joroba e inclinación parabólica de la médula espinal, luego se puse recto, juntó sus manos a la altura del pecho y en ocasiones adoptaba una postura de las tumbas egipcias, es decir cruzaba los brazos para representar al tío de Hamlet.
Además del juego corporal, también fue impresionante el trabajo de gestualidad facial, ya que cada personaje tenía un algo, ya sea horror, decepción o un cierto estado de locura.

(fotografía de facebook de Christoph Baumann)
El manejo de las luces fue magistral, ya que a la mayoría de obras de teatro que he asistido nunca me había topado con una relación tan estrecha de la iluminación y la atmósfera que se desea crear, ya que cuando el personaje se refería a su soledad, una luz al extremo del teatro se encendió, y el actor corría hacia allá. En ocasiones la iluminación provocaba una suerte de vértigo en el público, incluso parecía que quienes en realidad debían sentir soledad eran los espectatores mas no el personaje.
Se nota que el montaje de la obra fue realizado rigurosamente y que probablemente hubo muchas horas de ensayo. No puedo dejar de decir que fue sorprendente la cercanía del actor con cada personaje que interpretó, sea por suerte o por método, ellos se apoderaban del individuo y luego lo soltaban para que Baumann pudiera narrar o reflixionar en cierto punto sobre la obra para después continuar introduciéndose en la piel de cada ser vivo de la obra inmortal de Shakespeare.
PUBLICADO POR BETSABÉ CARRILLO EN 13:17
ETIQUETAS: ATMÓSFERA, CHRISTOPH BAUMANN, CORPORAL, ESCENA, HAMLET, ILUMINACIÓN, MALAYERBA, SHAKESPEARE